jueves, 19 de mayo de 2011

Lo que piensan algunos de un simple coche

Un poema futurista de la época, que habla de la fusión del hombre con la máquina, en tono erótico. La metafora engaña entre el contenido y el continente, el viaje a Navacerrada; son dos historias, la fusión hombre máquina y la fusión amorosa con la mujer.

Precioso cuadro del pintor Martos, sobre el seiscientos.






Navacerrada, abril

Los dos solos. !Qué bien
aquí en el puerto, altos!
Vencido verde, triunfo
de los dos, al venir
queda un paisaje atrás:
otro enfrente, esperándonos.
Vencido verde, triunfo de los dos, al venir queda un paisaje atrás.
Parar aquí un minuto.
Sus tres banderas blancas
-soledad, nieve, altura-
agita la mañana.
Se rinde, se me rinde
Ya su silencio es mío:
posesión de un minuto.

Y de pronto mi mano
que te oprime, y tú, yo,
-aventura de arranque
eléctrico-, rompemos
el cristal de las doce,
a correr por un mundo
de asfalto y selva virgen.
Alma mía en la tuya
mecánica; mi fuerza
bien medida, la tuya,
justa: doce caballos.

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